Los miembros de la Sociedad de Historia de Penco, Manuel Suarez y José Vergara, se dan a la tarea de recrear en su relato los orígenes de la actividad industrial en el Penco de principios del siglo XIX, en adelante. Aparecerán como antecedentes previos, actividades que hoy son parte de un remoto pasado, como lo fue la fundición de cobre en Lirquén, que aprovechó la abundancia del carbón de piedra. La existencia de molinos de agua, para la molienda del trigo, puntal de la economía colonial, y de la naciente República. Los orígenes de Fanaloza, que mucho antes de llamarse como tal, era tan solo una fábrica de tejas y utensilios de greda. La Refinería CRAV, que pasó de ser una industria local, a convertirse en referente nacional del azúcar. Cosaf con su novedoso sistema de muelle mecanizado de gran extensión, toda una postal en la bahía de Penco. Lirquén en particular, mantiene su fuerza productiva con el Puerto y Vidrios Planos. Una llamativa narración además dará cuenta del proyecto pionero que significo La Granja Cosmito, con sistemas de producción poco conocidos en el resto del país, antes de la primera mitad del siglo XX.
